El presidente de la junta directiva de Roussel - Uclaf, el doctor Edouard Sakiz, era un médico que hacía largo tiempo estaba comprometido personalmente con el desarrollo del RU 486 y tendría que tomar la decisión final sobre su introducción al mercado. Con anterioridad en su carrera, cuando trabaja como investigador médico, Sakiz había contribuido al desarrollo del compuesto químico que era la base del RU 486. Firmemente creía que este podía ayudar a millares de mujeres sobre todo en los países pobres, para evitar lesiones o la muerte misma como resultado de abortos mal inducidos. Creía que el mundo desarrollado el RU 486 daría a las mujeres y los médicos una alternativa valiosa en lugar del aborto quirúrgico.
Los ingresos provenientes del medicamento probablemente iban a ser pequeños, sobre todo durante los primeros años. Sin embargo, durante ese período, los antiabortistas armarían un boicoteo internacional de todos los productos de Roussel - Uclaf y de Hoechst, la gigante fábrica alemana de productos químicos que era su principal accionista. Tal boicot podía costarles a las dos compañías mucho más de lo que podían ganar con el RU 486. Peor aún, el boicoteo podía poner en peligro la supervivencia de Roussel - Uclaf, que era una empresa relativamente pequeña y con bajas utilidades.
Lo mismo que cualquier otro ejecutivo, Sakiz también tenía responsabilidad para con las personas de su empresa. Tenía que estimar la gravedad de las amenazas de violencia contra Roussel - Uclaf y sus empleados. Al mismo tiempo, su decisión sobre el RU 486 iba a definir los valores fundamentales de Roussel - Uclaf. Ésta era una cuestión de gran importancia, porque los empleados estaban claramente divididos con respecto al medicamento: unos eran sus apasionados partidarios, mientras que los otros lo combatían por razones éticas o porque temían que el boicoteo causara daños a Roussel - Uclaf y sus demás productos. Sakiz sabía que la discusión estaba socavando el espíritu de trabajo de los empleados y ocupando mucho tiempo de la administración, y que su decisión comprometería a Roussel - Uclaf en un sentido u otro…
…El gobierno francés era dueño del 36% de la compañía. El Ministerio de Salud reglamentaba estrechamente a la empresa, y determinaba así las oportunidades de negocio. El gobierno aprobaba la introducción del medicamento con base en los derechos de la mujer, en el valor de un procedimiento médico menos invasivo y en la perspectiva de reducir los costos nacionales de la salud, al reemplazar la cirugía con la píldora.
Hoechst, que era la propietaria del 55% de ROUSSEL - UCLAF, era otra parte interesada, y también le hacía fuertes exigencias éticas a la compañía. El presidente de su junta directiva era un religioso practicante que se oponía al aborto por consideraciones morales y que repetidamente había hecho conocer en público su posición. Además, Hoechst se comprometía en su declaración de misión con elevados principios, y esa declaración se había promulgado en parte como reacción al papel que desempeñó Hoechst en la producción del Zyklon B, un gas venenoso que se usó en las cámaras de gas de Auschwitz. (Este retazo de historia no pasó inadvertido para los agitadores contra el aborto, algunos de los cuales hicieron desfiles ante las instalaciones de Roussel - Uclaf llevando pancartas que decían: “El RU 486 convierte el útero materno en una cámara de gas”.)
China era otro poderoso actor en el drama. Quería tener acceso al RU 486 con fines de control de la población. La premisa moral de la posición China era evitar la miseria y los riesgos de inanición como resultado del crecimiento descontrolado de su población.
El hecho de que la píldora había probado su éxito y había que determinar su distribución